Lander Olaetxea, un tipo tan sencillo como imprescindible en sus equipos. El centrocampista vasco disputó la pasada jornada su encuentro 150 en la categoría de plata, de los que 129 los hizo como titular defendiendo las elásticas del Bilbao Athletic, UD Logroñés, SD Amorebieta y Albacete Balompié. Para él, lo más importante es disfrutar saltando al terreno de juego de un estadio, vivir un gran ambiente de partido cada semana. Y tiene ilusión por seguir haciéndolo, que es lo más importante. Hablamos con él sobre su experiencia en la categoría de plata.
Menuda celebración la de los 150 partidos. Un gol clave para la lucha por la permanencia…
La verdad que nos salió un buen partido y hacer el tanto de la victoria fue la guinda. Era una victoria necesaria ante un candidato al ascenso, la SD Eibar. Por fortuna los tres puntos se quedaron en el Carlos Belmonte. Fue un día redondo.
Está la permanencia más cara que nunca en esta temporada…
Hace unos meses parecía todo lo contrario, pero la situación ha cambiado de manera radical. Al final la Segunda División se complica en las últimas jornadas. A todos los equipos les va a costar mucho conseguir su objetivo, a los que están peleando por el ascenso o los que lo hacemos por la permanencia.
¿Cómo ves al Albacete Balompié en la recta final?
Muy bien, estamos en una dinámica buena tanto en resultados como en juego. Creo que llegamos a la recta final en un buen momento.
¿Un balance de tus 150 partidos en Segunda?
He tenido de todo, momentos de sufrir y otros de disfrutar. Me quedo con los bonitos, con poder competir cada semana. No me acordaba de que alcanzaba tal cifra, me lo dijo Eduardo Llanos y me mandó el cartel que hizo Comunicación de EmartSoccer. Me hizo mucha ilusión el sumar tantos partidos y me encantó el cartel que se hizo con tal motivo.
Y en estos 150 encuentros, ¿hay alguno especial?
Más que con un partido, me quedó con disputar un playoff de ascenso. Es una sensación muy bonita por lo que se vive durante esos días. Fue emocionante.
¿Cómo definirías la categoría?
Una Liga muy competida, esa es la palabra. En cuanto un equipo baja un poco la intensidad, le es imposible ganar un partido.
Hay jugadores de Segunda que podrían estar en Primera, ¿qué falta para dar ese paso?
En muchos casos es la oportunidad, aunque también se nota mucho el cambio de categoría, como de Primera RFEF a Segunda División. El ritmo es totalmente diferente, es la gran diferencia entre una competición y otra, entre unos futbolistas y otros.
¿Un recuerdo de tu primer partido en Segunda?
Fue un Bilbao Athletic – Llagostera. Durante la semana me olía el debut y fueron la familia y los amigos. Jugué la recta final del partido. Fue un año que viví con mucha ilusión, venía de Tercera División y pasé a jugar cada 15 días en San Mamés. Y luego todos los estadios que visitábamos, muchos eran top, por ejemplo el Martínez Valero. Se vivía un gran ambiente de fútbol. La pena es que cuando llevas un tiempo lo normalizas, pero a los futboleros nos gusta esto.
Diferente afrontar la competición en un filial que hacerlo en un primer equipo, ¿no?
Se nota la diferencia. Al final en un filial estás en una etapa de formación y cuando vas a un club para el primer equipo se nota la presión, la responsabilidad que asumes respecto a la entidad y a la afición que hay detrás. Todo eso se nota mucho más fuera de una cantera.
Tras el descenso con el filial del Athletic, ascenso con la UD Logroñés. ¿Se saborea más tras logar el ascenso?
Sí, debería haber sido así. Pero fue el año del COVID y de los estadios sin público y no se disfruta tanto. Al igual que te comenté que jugar en grandes estadios, con esos ambientes, era un aliciente, hacerlo sin afición todo lo contrario. A mí lo que más me gustaba era ver a estadios con buen ambiente y verlos así no me gustaba nada. Volver a Segunda y de esta manera fue un poco bajón.
Histórica también tu presencia en el estreno de la SD Amorebieta en la categoría de plata…
Fue una temporada especial, coincidí con mucha gente que conocía y se formó un gran vestuario, lo disfrutamos. Era un club que llegaba por primera vez al fútbol profesional y había mucha ilusión en el entorno. Era bonito vivirlo, ver a la afición, a la gente del club disfrutar de esta experiencia en Segunda.
De un novato, a un club con solera como el Albacete Balompié. Un cambio importante…
Sí, en todos los niveles. La presión, las instalaciones, la repercusión, etcétera. Es una entidad histórica y encima el primer año disputamos los playoff de ascenso a Primera División.
¿Fue una sorpresa disputar las eliminatorias de ascenso?
Si me lo dicen al principio de temporada no me lo creo. Pero a mitad de la misma lo veíamos posible. Jugábamos de tú a tú a todos los rivales y en todos los estadios, con la mentalidad de ganar. De hecho, íbamos convencidos de poder conseguir el ascenso en el playoff, pero las cosas no fueron bien.
¿Algún detalle que crees que pudo cambiar la eliminatoria?
Quizá que tuvimos exceso de confianza, que queríamos ganar la eliminatoria en el primer partido de casa. Su hubiésemos ido con más calma, pensando que era una eliminatoria larga, la cosa hubiese sido diferente.
¿Se han cumplido los sueños del Olaetxea niño?
Sí, sin duda. Me gustaba mucho el fútbol, pero no tenía en la cabeza ser jugador profesional. Por eso cada paso que daba me hacía sentir orgulloso. He disfrutado, y lo sigo haciendo, de cada temporada en la que compito. Y tengo la ilusión de seguir dando pasos hacia adelante.
¿Algún sueño por cumplir?
Como a todos cuando somos niños, me gustaría jugar en Primera División. Pero siendo realistas, seguir disfrutando de salir a un campo de fútbol, vivir un gran ambiente de partido.
Pues seguro que juntos lo conseguimos…
Y yo contento, porque estoy encantado con la familia EmartSoccer, con todos aquellos con los que he tenido relación. Te hacen la vida mucho más fácil y lo más importante, te permiten estar centrado únicamente en el aspecto deportivo.