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La pandemia condiciona muchos usos y costumbres de las ventanas de contratación

Es una evidencia que la pandemia asociada a la COVID-19 ha condicionado y condicionará, esperemos que no para siempre, todas las formas de funcionar que tenía la sociedad. De repente, las formas de proceder son distintas y pese al relativamente poco tiempo que ha transcurrido (cerca de un año) regresar a escenarios anteriores se antoja una quimera.

El fútbol no ha sido una excepción y, el “run-run” antes del inicio de los partidos a la llegada de los equipos, la gente agolpándose en las gradas, los cánticos, el no escucharse las conversaciones de los jugadores y las jugadoras sobre el césped, o incluso el agolparse decenas de personas en un bar o en una celebración más privada en torno a una televisión han pasado a la reserva activa.

Lo mencionado es una evidencia de cara al exterior, pero bien sabido es que el balompié se mueve y se cuece también en los despachos, en los burofaxes y en las llamadas telefónicas. Hoy en día incluso en las redes sociales en forma de whatsapp o mensaje de Telegram.

En ese sentido, no vamos a aplicarnos la frase manida de “en casa del herrero, cuchillo de palo” y, como agencia de representación de futbolistas, vamos a centrarnos en intentar analizar cómo han cambiado los entresijos de este deporte a la hora de afrontar una parte esencial de su engranaje: las contrataciones y, más en concreto, los períodos temporales que ofrece la reglamentación para hacerlo.

“El primer factor a tener en cuenta es que el primer mercado fue más corto que lo habitual y el segundo, que vale para todos los supuestos, es la incertidumbre con la que los clubes van a afrontar una remodelación de las divisiones de Segunda B para abajo, con la aparición de la SegundaB Pro”, afirma Eduardo Llanos.

Además del efecto acordeón que se pueda producir en las categorías, a su entender los mercados están siendo precavidos por las dificultades a la hora de cuadrar los presupuestos en ausencia de público y, del mismo modo, por las reticencias que puedan mostrar los patrocinadores a la hora de invertir en un espectáculo con dudas y, en su caso, suspensiones. Lo anterior no es óbice para que las cifras de movimientos de jugadores se hayan mantenido, e incluso tiendan a fluctuar al alza: “Mantenemos el músculo y eso nos ayuda a ser más fuertes, también en esta difícil etapa para todos”.

Una nueva realidad

Por contra, la obligatoriedad de disputar los encuentros casi siempre sin presencia de aficionados y aficionadas en las gradas, ha hecho que se multipliquen los partidos que se pueden visualizar vía las distintas plataformas de streaming existentes, unas asociadas a los entes federativos y otras, a veces, por iniciativa de muchos clubes.
Sea como fuere, los partidos se disputan y los jugadores están sobre el verde, “por lo que las ventanas de los mercados de verano e invierno han estado bien abiertas”, señala Llanos.
En ese sentido, es una realidad palpable que las relaciones con los clubes y los jugadores han cambiado. Todo el mundo quiere cerrar todo antes que nunca, empezando por los jugadores, existe más impaciencia. Asimismo, las formas de relacionarse han experimentado una obligada remodelación, “porque no son presenciales”, algo que fue más acusado en el mercado de verano.

Quizá por eso, una de las claves en todos los períodos es apuntalar la confianza entre la agencia y el jugador, pero también hacerlo con los clubes y más cuando estos se encuentran más apretados en lo económico y con mayores dificultades para traer jugadores de fuera, por la pandemia y por los problemas de papeleo que acarrea.

Al fin y a la postre, nuevos escenarios, nuevos retos, la misma ilusión en cada mercado y, en el horizonte, el deseo de que la combinación entre la vacuna y la conciencia ciudadana, nos devuelva al menos lo mejor de la situación anterior.[:]