[:es]El traspaso de David Vicente desde Unionistas Salamanca al CD Mirandés ha sido uno de los pocos que se han llevado a cabo desde Primera RFEF a Segunda División. Esto habla, además de la gran confianza que deposita el cuadro de Anduva en el futbolista zaragozano, en el buen trabajo que realizan nuestros profesionales. A continuación conoceremos un poco más del defensa y de cómo vivió los momentos previos al salto de categoría:

¿Cómo va la adaptación a Segunda?

La verdad que ha sido muy rápida. Me empecé a sentir cómodo muy rápido al sistema y al ritmo de juego, pero siempre queda mucho recorrido. Los primeros días tuve una charla con el entrenador y el resto del cuerpo técnico para hablarme de los motivos por los que me han firmado y lo que querían que hiciese. Eso me ha facilitado mucho la adherencia al sistema. El proceso es continuo.

¿Cómo ha sido la acogida?

Muy buena, beneficia mucho la juventud de la plantilla. Todos estamos en la misma onda, como se suele decir. Tenemos el mismo estilo de vida o parecido. Y es muy positivo.

¿La principal diferencia?

La velocidad del juego, especialmente. Otras cosas, que se minimizan los errores, la intensidad sobre todo de los entrenamientos y la exigencia, que es mayor y me gusta.

¿Algo que te haya sorprendido?

Te diría que no, porque en parte estaba acostumbrado porque había estado durante dos pretemporadas con el Real Zaragoza, debutando en Copa del Rey en Mestalla, y también el curso pasado con la UD Las Palmas. Conocía cómo es una dinámica de trabajo en un club de fútbol profesional y estaba mentalmente preparado para ello.

Te uniste a un equipo en el que predomina la juventud. ¿Cómo ves al CD Mirandés?

Está demostrado que los equipos jóvenes, al menos en otras categorías, llegan bien al final de temporada por la capacidad física que tienen. Además, contamos con futbolistas de calidad, sabemos a lo que jugamos, tenemos una idea con independencia del rival. Y eso es importante. Estoy seguro de que vamos a cumplir con el objetivo e incluso podemos ir a más en el tramo final del curso.

Hablemos del traspaso. ¿Cómo lo viviste?

Tranquilo, quizá excesivamente tranquilo. Confiaba mucho en Eduardo Llanos y en el grupo de profesionales de la agencia. Eso sí, cuando se acercaba el momento de la firma un poco de nervios y muchas ganas de iniciar una nueva etapa.

¿Esperabas dar el salto tan pronto?

No fue un verano fácil para mí, la verdad. Tenía contrato con la primera plantilla de la UD Las Palmas y se complicó la situación bastante. Tuve que salir a Unionistas al final. Pero ese trago me sirvió para aprender, para prepararme a dar el salto otra vez. Pasé días que no fueron buenos, pero después, ya estando fuera, sentí un soplo de aire fresco, ganas de trabajar el triple de lo que lo estaba haciendo. Mi conciencia estaba tranquila y al final el trabajo da sus frutos.

¿Cuándo te enteras del interés del CD Mirandés?

Un viernes, antes de jugar frente al Deportivo. Salía de entrenar y me llamó Eduardo para decirme que estuviese preparado para lo que pudiera suceder. Sentí mucha alegría, un subidón, pero no podía perder la cabeza.

¿La primera persona a la que llamaste?

A mi padre y luego a mi hermano. Me dijeron que cerrase los ojos y directo para Miranda… (risas). No, que estuviese tranquilo y lo que tuviese que pasar, pasaría. Que no me creciese y dejase las cosas pasar. Y que tenía que seguir trabajando como hasta ese momento para Unionistas, que era mi equipo.

Firmar por una temporada y media da tranquilidad…

Sí, sobre todo a nivel psicológico. Te hace ver que eres un proyecto de club, que no te firman para seis meses, te demuestra que hay confianza en ti. Es bueno para dar los pasos adecuados y con seguridad, pero también sin confiarte.

En un año has pasado de Segunda RFEF a Segunda División, ¿lo has asimilado?

Todo depende de la capacidad para relativizar las cosas. El trabajo es el mismo si quieres conseguir algo. Tengo la misma mentalidad ahora en el CD Mirandés que en Las Palmas Atlético o en Unionistas. Lo único que cambian son los factores externos y la exigencia de los clubes. No me ha afectado en nada, porque al final si llegas a un sitio es por algo, porque lo has hecho bien.

Una palabra con la que definirías a nuestra agencia…

Familia, aunque pueda parecer un recurso fácil. Pero para mí no es el caso, es la verdad. Desde Emart&Soccer se ha estado a mi lado en todo momento, cuando las cosas han ido bien y no tan bien. La agencia, con Eduardo a la cabeza, se ha preocupado por mí y por mi familia en temas en los que no tenía porque hacerlo y lo hizo. Y eso para mí y los míos es mucho, es impagable.

¿Un sueño por cumplir?

Volver a jugar con mi hermano en el mismo equipo, estar los dos en la misma banda. Nos apretamos mucho las tuercas el uno al otro, nos exigimos. Tenemos una mentalidad muy fuerte. Ojalá se pueda dar.[:]